Seguimos recorriendo ejemplos del aprovechamiento histórico de la energía hidráulica de nuestros ríos. Uno de los usos que ha sido objeto de más extensos estudios es la siderurgia tradicional, por su gran importancia histórica. Supuso el nacimiento de un floreciente sector en época preindustrial, previo al nacimiento de los modernos sistemas de la revolución industrial. Aunque no se puede considerar una actividad precisamente sostenible, debido al impacto que supuso sobre los bosques de su entorno.
LAS FERRERÍAS
Las ferrerías campurrianas (hubo cuatro: Pesquera, Santiurde -pertenecientes al valle del Besaya-, Horna de Ebro y Bustasur) fueron el inicio de la siderurgia tradicional, muy importante en la zona. No empezó a desarrollarse hasta el S. XVIII, porque el mineral autóctono era pobre, así que su despegue llegó de la mano de la mejora de las comunicaciones (Camino de Castilla), que permitieron traer mineral de calidad procedente de Somorrostro (Vizcaya). También eran fuertemente dependientes de los recursos forestales, necesarios para elaborar carbón vegetal. Éstos abundaban en la zona, y sufrieron por tanto el azote de la modernidad. La fuerza del agua se utilizaba para accionar el fuelle que insuflaba aire en el horno, y también para mover los mazos que batían la masa de hierro fundido, a fin de eliminar la escoria, compactarla y darle forma. Más información aquí y aquí.
En Bustasur podemos encontrar todavía el edificio de la antigua ferrería, rehabilitado hace unos años. La Ferrería de Horna de Ebro, en cambio, fue engullida por las aguas del embalse, como recordábamos en una entrada anterior del blog.
Ferrería de La Pendía en Bustasur
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